¿Qué vino Jesucristo a hacer aquí?

¿Qué vino Jesucristo a hacer aquí?

Vino a enseñar, por supuesto; pero en el Nuevo Testamento están constantemente hablando de algo diferente... de Su muerte y Su resurrección.

Es evidente que los cristianos consideran que lo más importante de esa historia reside en estos dos hechos.

Creen que lo más importante que Él vino a hacer a la tierra fue sufrir y ser crucificado.

La principal creencia cristiana es que la muerte de Cristo nos ha puesto de alguna manera a bien con Dios y nos ha otorgado un nuevo comienzo.

Las teorías acerca de cómo Su muerte logró esto son un asunto aparte.

Las teorías acerca de la muerte de Cristo no son el cristianismo: son explicaciones de cómo esa muerte funciona.

No todos los cristianos estarían de acuerdo en cuanto a la importancia de estas doctrinas.

Pero creo que todas estarán de acuerdo en que el hecho en sí es infinitamente más importante que cualquier explicación que los teólogos hayan podido ofrecernos.

Podréis preguntar de que nos sirve si no lo comprendemos. Pero eso tiene fácil respuesta.

Un hombre puede comerse su cena sin comprender exactamente de qué modo lo alimenta la comida.

Un hombre puede aceptar lo que hizo Cristo sin saber de qué modo opera: de hecho, no sabrá ciertamente cómo opera hasta que lo haya aceptado.

Se nos dice que Cristo fue muerto por nosotros, que Su muerte ha redimido nuestros pecados y que por el hecho de morir derrotó a la muerte misma.

Esa es la fórmula. Eso es el cristianismo. Eso es lo que debe ser creído.

Todas las teorías que elaboremos son secundarias.

De todos modos, algunas de estas teorías merecen ser examinadas.

No podemos compartir la muerte de Dios a menos que Dios muera, y Él no puede morir a menos que se haga hombre.

Es en este sentido en el que Él paga nuestras deudas, y sufre por nosotros lo que, como Dios, no es necesario que sufra.

He oído decir a algunos que si Jesús era Dios además de hombre, Su sufrimiento y Su muerte pierden todo valor para ellos porque tiene que haber sido muy fácil para Él.

Si yo me estoy ahogando en un río turbulento, un hombre que aún tenga un pie en la orilla puede echarme una mano que me salve la vida.

¿Debería gritarle, ¡No, no es justo! ¡Tú tienes ventaja! ¡Aún tienes un pie en la orilla!?

Esa ventaja -llamadla injusta, si queréis- es la única razón por la que ese hombre puede serme útil.

¿A quién recurriréis en busca de ayuda si no a aquél que es más fuerte que vosotros?

Esa es mi manera de entender lo que los cristianos llaman Redención.

Pero recordad que esto es sólo una imagen más.

No lo confundáis con la cosa en sí. Y si no os ayuda, abandonadla.

Fin

Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo