El cristiano y el cerebro
Si vamos a pensar en la moral, debemos pensar en los tres departamentos:
- las relaciones entre un hombre y otro,
- lo que hay en el interior de cada hombre y
- las relaciones entre el hombre y el poder que lo creó.
Todos podemos cooperar en lo primero. Con lo segundo empiezan los desacuerdos, y estos se hacen realmente serios en lo tercero.
Es tratando del tercer departamento donde aparecen las principales diferencias entre la moral cristiana y la no-cristiana.
Muchos cristianos tienen la idea de que, siempre que uno sea bueno no importa que sea un imbécil.
Pero eso es un malentendido.
Cristo quiere un corazón de niño, pero una cabeza de adulto.
Quiere que seamos sencillos, coherentes, afectuosos y sujetos a ser enseñados, como son los niños buenos.
Pero también quiere toda la inteligencia de la que podamos disponer para estar alerta en el trabajo y en óptimo estado físico.
Si estáis pensando en haceros cristianos, os advierto que os embarcáis en algo que lo exigirá todo de vosotros, el cerebro incluido.
Pero afortunadamente esto funciona también al revés.
Cualquiera que está sinceramente intentando convertirse al cristianismo pronto descubrirá que su inteligencia se agudiza.
Una de las razones por las que no se necesita una educación especial para ser cristiano es que el cristianismo es una educación en sí mismo.
Fin
Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo