La parte esencial de la moral cristiana
Lo primero que tenemos que aclarar sobre la moral cristiana es que Cristo no vino a predicar ninguna moral nueva.
La regla de oro del Nuevo Testamento (haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti) es un resumen de lo que todos, en el fondo, sabíamos que era lo correcto.
El segundo punto que debemos aclarar es que el cristianismo no tiene, ni pretende tener, un detallado programa político.
Jamás fue destinado a reemplazar o a imponerse sobre las artes o las ciencias humanas en general.
En el pasaje del Nuevo Testamento que dice que todos deben trabajar, se da como razón la siguiente: para que puedan tener algo que dar a los necesitados.
La caridad -el dar a los pobres- es una parte esencial de la moral cristiana.
Yo no creo que alguien deba establecer cuánto se ha de dar.
Me temo que la única norma segura es dar más de lo que podemos permitirnos.
En otras palabras, si nuestros gastos en comodidades, lujos, diversiones, etc., están al mismo nivel que el de aquellos que tienen unos ingresos similares a los nuestros, probablemente estemos dando demasiado poco.
Si nuestras obras de caridad no nos incomodan o no afectan demasiado a nuestro presupuesto, yo diría que son demasiado pequeñas.
Tendría que haber cosas que nos gustaría hacer y que no hacemos porque el dinero que dedicamos a la caridad las excluye.
Para muchos de nosotros el gran obstáculo que nos separa de las obras de caridad no reside en nuestra vida lujosa o en nuestro deseo de más dinero, sino en nuestro miedo... nuestro miedo a la inseguridad.
Esto debe a menudo ser reconocido como una tentación.
La mayoría de nosotros realmente no abordamos el tema con el objeto de descubrir lo que dice el cristianismo: lo abordamos con la esperanza de encontrar algún apoyo por parte del cristianismo para las ideas de nuestro grupo.
Fin
Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo