Etapas en la vida matrimonial
Toda relación humana atraviesa por un proceso.
La relación conyugal no es una excepción.
El siguiente esquema intenta describir el desarrollo del matrimonio, sus crisis y sus posibilidades.
Primera etapa:
La era romántica o “Luna de miel”
Comienza en la época del noviazgo y un poco en el primer tiempo de convivencia.
Es donde hay sueños e ilusiones, muchos detalles para agradar a la otra persona,
Idealización del cónyuge y de la felicidad.
Segunda etapa:
Vuelta a la realidad o
“¡No era lo que yo esperaba!”
Comienza cuando los dos enfrentan las demandas de la vida juntos y de la relación, de una manera distinta a la que esperaban.
Se caracteriza porque los dos se conocen mejor.
Se resquebraja la relación.
Se acumulan los sentimientos de frustración en la esperanza.
Tercer etapa:
La lucha por el poder o
“¡Vamos a ver quién es quién!”
Comienza cuando la persona deja de pedir o esperar y demanda que el otro cumpla sus promesas.
Se caracteriza por el pánico de perder para siempre el sueño de la felicidad.
Escalada de conductas manipulativas que involucran: dinero, sexo, parientes, hijos, etc.
Peleas continuas: “¡No aguanto más!, “¡Estoy harto/a de ti!”. Se culpa al otro de todo.
Cuarta etapa:
Desilusión y separación, o
“No sé si quiero seguir luchando”
Comienzo: Cuando uno o ambos deciden que no vale la pena luchar por alcanzar el sueño de la felicidad (al menos con esta persona).
Se caracteriza por la presencia de mucha duda respeto a si continuar o no con la relación. Temor a la fusión.
Separación en lo emotivo, en lo sexual, en lo físico, etc. Cada uno se dedica a “algo” para llenar el vacío y el tiempo.
Quinta etapa:
Transformación y crecimiento, o
“Amor es más que sólo sentimientos”
Comienza cuando cada uno asume responsabilidad por lo que es y por lo que espera de la relación.
Se caracteriza por la disposición a renegociar la relación con base más sólidas que el mero sentimiento romántico.
Disposición a comprometerse, aceptarse, respetarse y ayudarse.
Sexta etapa:
Estabilidad e intimidad, o
“Ahora sí que me casé contigo”
Comienza cuando cada uno decide compartir sin imponerse y sin temer ser impuesto.
Se caracteriza porque se descubre que la intimidad es multifacética.
Séptima etapa:
Generatividad, o
“Nos damos a los demás”
Comienza cuando los dos ya no están absortos en su propia relación y sienten que se pueden dar a los demás sin descuidar su relación.
Se caracteriza porque la copa se derrama y se puede dar, trabajan juntos por las nuevas generaciones.
Fin
Fuente: Mujer cristiana hoy (28.03.2012)