Comportamos como si amásemos
Las simpatías naturales deberían ser alentadas.
Pero sería equivocado pensar que el modo de volverse caritativo es tratar de fabricar sentimientos de afecto.
Algunas personas son frías por naturaleza; puede que eso sea una desgracia para ellos.
Pero no es más pecado que hacer mal la digestión.
Además no los aleja de la posibilidad y del deber de aprender a ser caritativos.
La regla para todos nosotros es perfectamente simple.
No perdáis el tiempo preguntándoos si amáis a vuestro prójimo: comportaos como si fuera así.
En cuanto hacemos esto, descubrimos uno de los grandes secretos.
Cuando nos comportamos como si amásemos a alguien, al cabo del tiempo llegaremos a amarlo.
Si le hacemos daño a alguien que nos disgusta, descubriremos que nos disgusta aún más que antes.
Si le hacemos un favor, encontraremos que nos disgusta menos.
Hay, ciertamente, una excepción.
Si le hacemos un favor, no para agradar a Dios, sino para demostrarle lo buenos y generosos que somos.
Si luego nos sentamos a esperar su gratitud, seguramente nos veremos decepcionados.
La gente no es tonta: enseguida se da cuenta de la ostentación, o el paternalismo.
Si hacemos un bien a otra persona, sólo porque es una persona, hecha (como nosotros) por Dios, habremos aprendido a amarla un poco más o, al menos, a que nos desagrade un poco menos.
Fin
Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo