Lo que a Dios le importa

Hay ciertas cosas en el cristianismo que pueden ser comprendidas desde fuera, antes de que os hayáis convertido al cristianismo.

Pero hay muchísimas otras que no pueden ser comprendidas hasta que no hayáis recorrido una cierta distancia por el camino cristiano.

Lo que a Dios le importa no son exactamente nuestras acciones.

Lo que le importa es que seamos criaturas relacionadas con Él de una cierta manera.

El hombre no puede entrar en la relación adecuada con Dios hasta que no haya descubierto el hecho de nuestra insolvencia.

No podemos descubrir nuestro fracaso en guardar la ley de Dios, salvo haciendo todo lo posible por guardarla y después fracasando.

Así, en un sentido, el camino de vuelta hacia Dios es un camino de esfuerzo moral, de intentarlo cada vez con más empeño.

Pero en otro sentido, no es el esfuerzo lo que nos va a llevar de vuelta a casa.

Todo este esfuerzo nos lleva a ese momento vital en el que nos volvemos a Dios y le decimos: Tú debes hacerlo. Yo no puedo.

Es el cambio de sentirnos confiados en nuestros propios esfuerzos al estado en que desesperamos de hacer nada por nosotros mismos y se lo dejamos a Dios.

El sentido en el que un cristiano se lo deja a Dios es que pone toda su confianza en Cristo.

Confía en que Cristo de alguna manera compartirá con él la perfecta obediencia humana que llevó a cabo desde Su nacimiento hasta Su crucifixión.

En el lenguaje cristiano, compartirá Su filiación con nosotros; nos convertirá, como Él, en Hijos de Dios.

Fin

Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo