Ahora noto más mis defectos

 

Manuel es ciego desde los 17 años y tiene ahora 46. Vendió cupones, se hizo profesor mercantil y trabaja en la Organización de Ciegos. Es miembro del Opus Dei desde hace seis años. Conoció la Obra por un sacerdote.

–Me acuerdo que me impresionó mucho cuando me dijeron: «La oración se hace aunque prenda fuego la casa». Era una manera de decir, claro... para que viera la importancia de tener todos los días un rato de relación y de hablar a solas con Dios. Me impresionaba la alegría y el observar en todos cómo se vive en la presencia de Dios... Se nota mucho que llevan una vida espiritual intensa y constante. Y las virtudes humanas, que se aprecian en todos ellos. No sé qué pasa, que sin darnos cuenta, las adquirimos. Yo, que soy un ceporro y creo que soy igual que era... resulta que la gente me hace notar que no.

–¿ Y no ha cambiado?

–Tenía un genio tremendo, y ahora me lo aguanto. Me dicen que tengo buen carácter. El Opus Dei tiene que salir a pesar de nosotros. Y sale...

–¿Se considera mejor que los demás?

–¡No, hombre, no! Sigo con los mismos defectos que tenía, pero tengo la alegría de saber que no importa, si lucho por tratar de dominarlos, y que el Señor está contento si lucho contra ellos. Yo tenía mi soberbia, me lo tenía muy creído. Y ahora noto más mis defectos, porque me preocupo de examinarme. Soy muy bueno si me comparo y muy malo si me examino: he aprendido a no compararme y a examinarme.

–He oído decir que los ciegos tienen más vida interior...

–Tonterías. No es verdad. Somos igual que antes, pues somos las mismas personas que antes. A las dos semanas eres igual que una semana antes de quedar ciego. Se adapta uno, y espiritualmente sigues siendo el mismo.

–¿Qué virtudes considera más importantes como miembro del Opus Dei?

–Aparte de la caridad, la humildad, la fe y la esperanza, que son básicas, considero muy importante la alegría, la reciedumbre, la laboriosidad, la lealtad, la sinceridad...

–¿Qué hace usted para conseguirlas?

–Pedir ayuda al Señor y a Santa María, porque yo, por mí mismo, no sería capaz nunca de conseguirlas.

Fecha: 14/03/2003


Enviar comentarios

 

 

Espíritu Santo Iglesia Jesucristo Juan Pablo II Magisterio de la Iglesia Misa Romano Pontífice Virgen aborto abuso adicción adoración afectividad agnosticismo alegría amar amistad amor amor a Dios amor de Dios ansiedad anticoncepción apostolado arrepentimiento atentado ateísmo autenticidad avaricia ayuno bautismo bioética budismo calumnia cancer caridad cariño carácter castidad catequesis catástrofe celibato cielo ciencia ciudadanía clonación coherencia comprensión compromiso comunicación comunismo comunión de los santos comunión sacramental conciencia confesión confianza conocimiento propio consejo contemplación conversión convivencia corredentores corrupción creación creer crisis cruz cuaresma cuidados paliativos cultura curación deber debilidad humana demonio depresión descanso desprendimiento dificultades dignidad dirección espiritual divorcio dolor drogas educación egoísmo ejemplaridad embriones enfermedad entrega esperanza estudios eternidad eucaristía eutanasia evangelio evangelización evolución examen de conciencia existencia de Dios exorcismo expectativas familia fe fecundidad felicidad feminismo formación doctrinal fortaleza fracaso generosidad género hedonismo heroísmo heterosexualidad hijos hinduísmo humildad in vitro infancia injusticia intelectual intolerancia islam judaísmo justicia laicos libertad limosna lucha ascética mal mansedumbre martirio masonería materialismo matrimonio milagro misericordia divina moda moral cristiana muerte música noviazgo obras misericordia odio olvido de sí optimismo oración paciencia paz pecado penitencia perdón pereza persecución pesimismo piedad pobreza política pornografía presencia de Dios protestantismo providencia divina psicología recogimiento redención regreso católico relativismo responsabilidad sabiduría sacerdote sacramentos sagrada escritura santidad secuestro sentido vida serenidad servicio sexualidad sida silencio sinceridad soberbia sociedad civil soledad tecnología temor de Dios templanza teología tolerancia trabajo trinidad tristeza unción de enfermos unidad valentía verdad vida interior vida religiosa vientres de alquiler violación violencia virginidad virtudes vocación voluntad voluntad de Dios xenofobia yoga