Evelyn Arthur St John Waugh (1903-1966) nació en Hampstead, el barrio residencial londinense, hijo de un editor y crítico literario. La editorial Chapman and Hill, en la que su padre tenía un cargo directivo, vivía por aquel entonces gracias a los derechos de Dickens. Educado en -la religión anglicana, al terminar sus estudios en Oxford Evelyn fracasa como profesor de public school, como se denominan los colegios de elite ingleses. En 1927, tras ser despedido de su último cargo docente, escribe en su diario: ---He intentado conseguir trabajo sin éxito, me encuentro cansado y deprimido: me parece que ha llegado el momento de convertirme en un hombre de letras". Al año siguiente ve la luz su primera novela.
Profundamente influido por el cine, Waugh rompe con la tradición narrativa decimonónica y, junto con otros escritores, inicia una revolución estilística que marcará toda la novela del siglo XX. Con un estilo aparentemente fácil, fruto en realidad de mucho esfuerzo y de numerosas correcciones, Waugh emplea un impresionismo narrativo de orígenes pictóricos y cinematográficos. "Inspira pensamientos a través de las actuaciones y de la acción - dice una carta de Waugh a un amigo -. No digas todo de modo explícito. Esta es la inestimable aportación del cine a la novela. Haz que las cosas sucedan... Por muy fuerte que sea la tentación, no presentes los personajes simplemente dibujándolos y haciéndolos hablar. Inclúyelos en una trama".
En autores como Waugh, "una observación rápida como un relámpago -como esos cuadros en los que toda una escena es sugerida a través de cuidadosos y seleccionados puntos de color- sustituye a los cuidadosos dibujos de una cara o el inventarlo de una habitación, que fue el sistema usado por Balzac y otros realistas" (Enciclopedia Británica).
Mientras escribe Cuerpos viles, Waugh atraviesa una profunda crisis personal. Su primera esposa, Evelyn Gardner (Evelyn es nombre tanto masculino como femenino), con quien se había casado civilmente, le abandonó al poco tiempo. La infidelidad de su mujer y el sucesivo divorcio (1930) llevaron a Waugh, rnás que a un cinismo terminal, a la convicción de que "la decadencia y la caída ya no servían para hacer chistes". Waugh experimentó el desastre de su divorcio en términos profundamente personales, como escribió a Harold Acton, su amigo de Oxford: "No pensé que fuese posible ser tan miserable y seguir viviendo".
El hundimiento de su matrimonio cristalizó en Waugh en una visión más amplia y más fructífera literariamente -aunque no por esto menos dramática sobre su época y sobre él mismo. Por eso, como dice George Weigel en un largo artículo publicado en First Things (mayo 1993), en el proceso madurativo de la escritura de Waugh "la farsa se transformó en comedia, y la comedia se transformó, con todas sus sombras y claroscuros, en una comedia divina".
Fue en esa época, pero no a consecuencia de la crisis de su matrimonio, cuando Waugh se convirtió al catolicismo El 29 de septiembre de 1930 fue recibido en la Iglesia católica bajo la dirección espiritual de un jesuita legendario, Martin D'Arcy. Como el propio D'Arcy escribió, la conversión de Waugh fue muy especial, y en ella no hubo nada de reacción mística a la infidelidad de su mujer o la crisis de su vida sentimental: "Nunca me habló de experiencia o de sentimientos. Vino a mí para aprender, y comprendía que lo que creía era revelación de Dios, y esto hizo que hablar con él fuese una discusión interesante, basada primariamente sobre la razón". El rnismo Waugh explicó que "a través de un firme convencimiento intelectual, pero con muy poca emoción, fui admitido en la Iglesia".
"Yo reverencio a la Iglesia católica porque es verdad, no porque esté establecida o porque sea una institución". En una entrevista para la BBC, Waugh insistía en este hecho: para él, la religión no es un adorno que uno se coloca cuando ya tiene resuelta la vida: la fe es "the essence of the whole thing", la esencia de la cosa misma.
Waugh tenía defectos antes de convertirse, y siguió teniéndolos después: un carácter agresivo, que a veces le podía llevar a actitudes odiosas o humillantes con los demás, y a salvajes cambios de humor, pasando de la exaltación a la depresión. Además, siempre tuvo problemas con la bebida. Waugh afirmó tener tal experiencia personal en su propia vida de la realidad del mal, que negarlo "era simplemente una falta de sentido común". Pero como él mismo dijo, "yo sería mucho peor si no fuese católico; sin ayuda sobrenatural a duras penas llegaría a ser un ser humano".
Una prueba de la sinceridad de Waugh cuando se convirtió al catolicismo es que estaba convencido de que nunca podría volver a casarse, a causa de su matrimonio con Evelyn Gardner. Una vez convertido, le explicaron que con gran probabilidad aquel matrimonio podía ser nulo. Waugh entonces pidió la nulidad. La causa fue vista ante el tribunal diocesano de Londres, y enviada a Roma para confirmar la nulidad. También aquí Waugh pasó una amarga experiencia, porque el juez diocesano dejó los papeles durmiendo en un cajón, hasta que un nuevo arzobispo de Londres conoció el caso de Waugh y desenterró la causa. Anulado aquel matrimonio Waugh pudo casarse con una joven católica, Laura Herbert, que le hizo feliz y a la que, según propia confesión, fue fiel toda su vida. Tuvieron siete hijos. El mayor, Auberon, escritor y periodista como su padre, falleció el invierno pasado en Inglaterra a los 61 años de edad, en Combey Florey, la casa donde Waugh pasó los últimos años de su vida.
FUENTE: ACEPRENSA Servicio 107/01
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