La profunda reflexión de una estrella del béisbol sobre la muerte, los hijos y la Providencia

Primera base de los Yankees de Nueva York, tiene un tío sacerdote: «Él era el corazón y el alma de la familia».

Mark Teixeira ha dado muchos días de gloria a los Yankees de Nueva York. Tras llegar a la liga profesional en 2001, se incorporó al mítico equipo neoyorquino de béisbol en 2008, y acumula en las vitrinas de su hogar un título de campeón nacional (World Series), dos participaciones en el partido All Star, cinco Guantes de Oro y tres Bates de Plata, además de un récord personal casi inigualable: el jugador que más partidos (trece) ha conseguido home run desde ambos lados del triángulo.

De padre originario de la Guayana brasileña y madre italiana, Mark, de 33 años, nacido en Maryland, creció en una familia de ocho hermanos. Se casó en 2006 y tiene cuatro hijos, tres chicos y una chica. Precisamente por su condición paterna le entrevistó Trent Beattie, según recoge Catholic Lane. En Estados Unidos se celebró el Día del Padre el día 16, tercer domingo de junio.

Provida y profamilia

Y la estrella del béisbol hace una interesante reflexión: "Dios te bendice permitiéndote cooperar en la creación y educación de un ser humano con un alma inmortal. Es una gran alegría, pero también una responsabilidad. Por eso aprecio tanto que la Iglesia sea tan provida y profamilia. Me encanta ser padre y estoy agradecido de lo que aprendí de mis padres. Como nos recordó Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, Dios es amor. Y los padres son llamados de una forma especial  a participar en los planes de la Providencia para sus hijos. Cuando piensas en lo mucho que te necesita un niño pequeño, eso te recuerda cuánto necesitas tú a Dios, incluso como adulto. Los niños son una forma de hacerte pensar en la Providencia".

Teixeira practica esa dedicación a los más pequeños, y es conocido por su generosidad. Su fundación, Mark Teixeira Charitable Fund, financia seis colegios y tres institutos, uno de los cuales lleva el nombre de un amigo suyo de juventud, Nick Liberatore, que murió en un accidente.

La buena muerte

Y eso le hizo pensar en la eternidad: "Un día él estaba ahí, al día siguiente ya no estaba. En la vida tienes muchas oportunidades de empezar y volver, pero llega un punto en que todos tenemos que dejar esta vida, y entonces se acabaron las segundas oportunidades. Es entonces cuando piensas en la realidad de lo mucho que debemos a Dios".

El tío materno de Mark, Chuck, es sacerdote: "Era el corazón y el alma de la familia cuando crecimos. Llevó a nuestra vida diaria las realidades espirituales... Hay cosas que Dios espera de nosotros. Cuando la muerte nos abofetea, es la ocasión perfecta para examinar nuestra conciencia y cómo estamos ante Dios. Tenemos entonces ese regalo de confesarnos y recibir el perdón. Ese alivio sacramental produce una gran paz".

Y concluye recordando a San José, patrón de la Buena Muerte, porque Nick y él iban a un instituto en Baltimore consagrado al esposo de María: "La Santísima Virgen y Jesús estuvieron probablemente presentes en la muerte de San José. Es lo que querría cualquier cristiano, ¿no?".

 religionenlibertad.com (19 junio 2013)


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