Todos podemos comprender el que un hombre perdone ofensas que le han sido
infligidas. Tú me pisas y yo te perdono.
¿Pero qué hemos de pensar de un hombre, a quien nadie ha pisado, que anuncia
que él te perdona por haber pisado a otro hombre?
Necia conducta. Y sin embargo esto es lo que hizo Jesús.