Cristina López Schlichting: Es un reto profesional y una oportunidad personal que me sorprende. Quiero decir que me pregunto a menudo por qué la Providencia me ha puesto aquí. Es una excepcional oportunidad de relacionarme con cientos de miles de personas y aprender continuamente. También de comunicar lo que me ha ocurrido, el acontecimiento del encuentro con Jesucristo en su Iglesia, la belleza del juicio que nace de ahí, la certeza de estar en un camino de bien, verdad, hermosura.
Cristina López Schlichting: No lo logro. Me sonrío siempre que me hacen esta pregunta. Años enteros de desprecio hacia el trabajo en el hogar y la educación de los hijos nos han impedido darnos cuenta del valor del trabajo de una ama de casa. Es ahora, cuando intentamos trabajar a jornada completa y llevar el hogar, cuando los hombres y mujeres nos damos cuenta del inmenso peso que en nuestras vidas tuvieron nuestras madres. Ha sido y está siendo muy difícil criar y educar a mis tres hijos. Siempre me falta tiempo y me sobra estrés.
Sin embargo puedo afirmar que la presencia de Cristo y la compañía de la Iglesia han sido siempre un pilar cuando fallábamos mi marido o yo, una certeza que nos ha permitido seguir juntos en medio de las dificultades, perdonarnos y ayudarnos. A mis hijos les falta su madre muchas veces. También saben, sin embargo, que para su madre lo más importante es Jesús en su Iglesia. Espero que al menos hereden este afecto que me hace feliz.
Me pregunta cómo se vive esto dentro de la profesión. Pues bien, con mucha dificultad. La profesión periodística tiene tasa muy altas de separaciones y divorcios y muchas mujeres optan por no tener hijos. Otras renuncian en parte a prosperar en su profesión para anteponer sus familias y hacerlas posibles. En cualquier caso, se matan a trabajar y no siempre son felices.
Cristina López Schlichting: La riqueza es la posibilidad de conocer más y mejor el mundo entero. Disfrutar aprendiendo. Conocernos y mejorar. Los riesgos son los inherentes a la propaganda --cuando el poder usa los medios para dominar las conciencias-- y la distracción perpetua.
Muchas veces explico que lo peor de los medios no son sus contenidos (que en ocasiones son muy preocupantes), sino el hecho de que hayan destruido la existencia de un pueblo que comía en compañía, que dialogaba con los hijos, que se tomaba un chato con los vecinos, que salía a la calle a pasear. El trato con la realidad ha sido sustituido por una compañía virtual. Se come con la tele, se sustituye el paseo o la tertulia por los programas favoritos y hasta se deja de lado la vida conyugal. El hombre se ve reducido a individuo. Y el individuo solitario es fácil presa del poder.
Cristina López Schlichting: Los medios son expresión del poder que los utiliza y este poder es, de forma abrumadora, enemigo de la familia como unión estable del hombre y la mujer empeñados en educar a la prole. Por el contrario, se difunden como buenos los llamados «nuevos modelos de familia», donde falta uno de los progenitores o ambos son del mismo sexo.
Cristina López Schlichting: Denunciándolos a las asociaciones de telespectadores y radioyentes, que a su vez pueden presionar sobre las empresas que se publicitan en los programas inadecuados, moviendo a sus asociados a boicotearlas. La mayoría de las empresas sólo se interesa por el dinero.
Cristina López Schlichting: Porque el público adulto es más rentable en términos publicitarios y los adultos permiten que los niños vean toda la programación. ¿Para qué entonces hacer programación infantil? Mi consejo es seleccionar lo que se ve y la edad adecuada para verlo, elegir las mejores cadenas y, en la medida de lo posible, reducir el visionado. Muchas familias europeas prescinden de la televisión cuando nacen los hijos.
De todas formas no me gustaría transmitir un mensaje absolutamente negativo. Creo que un pueblo adulto y responsable es capaz de hacer un uso positivo de los medios actuales. Ningún poder es capaz de eliminar de raíz la libertad del hombre ni su deseo de ser feliz.
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