Varios hechos no cuadran en esta historia.
1. La prestigiosa revista Science no permitió decir que había clonado enfermos. El trabajo se refiere a "transferencia de núcleos somáticos humanos", que sólo es una etapa de una posible clonación y de "artefacto de transferencia nuclear" que no es un embrión. Esto lenguaje le fue reprochado a Hwang el pasado julio en la revista pro-clonación NEJM; y otros muchos científicos han desvirtuado las afirmaciones del trabajo para poder mantener las "promesas terapéuticas" de la clonación humana, y para atraer capital a los nuevos bancos de células madre creados recientemente con oferta células para el 2006. Casi todos alabaron el trabajo, aunque la eficacia de la producción de líneas celulares embrionarias era tan sorprendente, como para hacer pensar. Interesaba el éxito y no tuvieron en cuenta que la avaricia rompe el saco. Es posible que las conclusiones del trabajo sean ciertas, sólo que con menos eficacia: tal vez una línea en vez de once. Es grave mentir en los datos, pero esto no es todo.
2. No hace falta obtener un clon en estado embrionario para llegar a tener células madre de "tipo embrionario a la carta" por este procedimiento; pero sí hacen falta muchos óvulos de mujer. Esta es la cuestión clave. Precisamente los problemas comenzaron a cercar a Hwang tras admitir éste que los óvulos los habían donado dos miembros de su laboratorio y que habían pagado al resto de las donantes. No cuadra. El problema no es de una firma falsificada, sino mucho más serio. La revista Science sacó junto al trabajo de Hwang un comentario de Magnus y Cho de la Universidad de Stanford, en el que llamaba la atención sobre la injusticia de promover la donación de óvulos: "entre un 0,3 y un 5 a un 10% de las mujeres a las que se induce la hiperproducción de óvulos experimentan un grave síndrome de hiperestimulación, que produce dolor, fallo renal, posible futura infertilidad, e incluso la muerte". Un riesgo que no va en beneficio de ellas, sino en una investigación de interés hipotético. Pensemos pues. Las mismas molestias de la multiovulación para la mujer que quiere ser madre, se consideran lo suficientemente fuertes para que las clínicas de FIV congelen los embriones en vez de repetir el tratamiento y la punción. Es llamativo "escandalizarse" por los 1.430 $ a la donante: a cualquier voluntario o donante se le gratifica para suplir gastos de transporte, ausencia del trabajo, molestias. Tacaña gratificación parece.
3. Toda esta tormenta tiene de fondo la irracionalidad del procedimiento "terapéutico". La responsabilidad de la comunidad científica no acaba con la denuncia de este fraude, sino con la prohibición total de usar óvulos humanos; y con el rigor en la divulgación de expectativas terapéuticas. Resulta indignante que Robert Lanza de la empresa ACT firme el 14 de este mes una carta, junto con otros investigadores pro-clonación, en Scienceexpres, clamando que sea la comunidad científica la que valide los datos de Hwang. La comunidad científica sabe de sobra que la clonación de primates, incluso sólo hasta el estado de embrión malformado, no se ha logrado nunca y es posible que no esté cercana. Pero tienen mucho empeño en seguirla intentando y por ello arropan la investigación bajo la capa de solidaridad con los enfermos. Esa misma comunidad ha permitido publicar dos trabajos de Lanza promoviendo dos disparates. Arrancar una célula a embriones de ocho células, generados in vitro, para un banco de células madre. Y la posibilidad de aplicar a tratamientos humanos su grotesca granja de embriones clonados.
4. Al escándalo coreano se suman engaños más graves. Es preciso insistir en que si se necesitan esos tipos celulares existen métodos honrados para obtenerlos; que las células madre embrionarias no sirven para curar y que el cuerpo del propio enfermo tiene células en reserva que están resultando "bravas" para cumplir su función de regenerar las estropeadas. No tiene justificación posible incluir la aprobación de la "clonación terapeútica" en la ley que regule la investigación biomédica en nuestro país; y habría que ser capaces de reconducir el escandaloso uso de los fondos públicos de I+D españoles para proyectos con células madre: los fondos a unos tres o cuatro que quieren trabajar con las embrionarias y ni limosna a los numerosos grupos de investigadores que trabajan de hecho y eficazmente con las de adulto.
Natalia López Moratalla.
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular.
Universidad de Navarra.
21.XII.2005
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