Ver en PDF (A5) Descargar PDF (A4) Descargar EPUB

 

Hace tiempo
que no me
confieso

 

Testimonios

Año Santo
de la Misericordia

 

Colección +breve
Más títulos en masclaro.org/+breve

 

Testimonio 1

Antonio Cuadri, creador y guionista de series, ganador de cuatro premios Ondas. En una entrevista en el 2012 decía:

Hace meses me reencontré con un amigo, Patricio Gómez, al que llevaba 20 años sin ver. Era un hombre formado en el materialismo dialéctico marxista, pero en Costa Rica se zambulló en la fe. Me hizo reflexionar. Me invitó a participar en la JMJ, a colaborar con Radio María.

Me volví a confesar hace un año. Hacía unos 15 que no lo hacía. Para mí fue necesario y gratificante.

Creo en la oración, que es un regalo, un don, como la fe. Rezo pidiendo luz, gracia, poder distinguir lo que cambiar de lo que no, pidiendo valor, y paz, para concentrarme allí donde puedo intervenir.

A la gente que se hace preguntas, en búsqueda espiritual, yo les diría, que tengamos la humildad de imaginar dónde acabamos todos: ¡en el cementerio! Tengamos la valentía de preguntarnos si creemos de verdad que ahí acaba todo, si no habrá algo, que no es materia, que no se pudre, que perdura.

Pensemos además si nuestro rumbo, nuestras decisiones, las podemos tomar solos o si necesitamos un itinerario, unas instrucciones. Yo creo en Dios, y quiero hacer las cosas bien, y quitar todo lo que sobra. La Biblia y el Evangelio tienen claves que inspiran a la sociedad, pero además el Espíritu te puede hablar a ti, personalmente, a través de la Biblia. En nuestros pensamientos a menudo hay muchos falsos ídolos

Testimonio 2

Presidió el primer y más potente grupo editorial italiano en facturación y empleados. Leonardo Mondadori (1946-2002), desveló en un libro titulado "Conversione. Una storia personale", su extraordinaria experiencia religiosa: de ateo sin remedio a creyente que ha decidido vivir en castidad.

Vittorio Messori, otro converso, dice en el libro que su vida cambió tras una experiencia parecida a una experiencia mística. ¿También a usted le ha sucedido algo semejante?

No, ninguna experiencia mística. Para mí ha sido un trabajo progresivo. Una sensibilidad que ha ido creciendo. Entendámonos, con muchas caídas, pero siempre con la voluntad de levantarme de nuevo.

Sí, pero habrá un hecho con el que comenzara todo, ¿o no?

Sí, recuerdo una comida con Pippo Corigliano, el responsable de las relaciones públicas del Opus Dei. Era en 1992, y en aquel tiempo, la religión no me interesa lo más mínimo, y menos aún la Iglesia. Pero sentía que mi vida estaba, ¿cómo decirlo?, llena de errores. Cargaba ya sobre mis espaldas dos divorcios, tres hijos de dos mujeres distintas. Corigliano me impresionó mucho. Decidí tener otros encuentros con él. Incluso empecé a pedirle consejo. Él fue muy discreto. Me dijo: si estás abierto a estas cosas, te presentaré a un sacerdote.

¿Y acudió a él?

Fui, naturalmente. Un cura excepcional. Me respetó muchísimo. Me empecé a fiar de él, a seguir sus sugerencias. Y poco a poco, siguiendo lo que me decía, me di cuenta de que encontraba las respuestas que buscaba. Me invadió un gran entusiasmo, quería cambiar toda mi vida de golpe. Y él, el sacerdote, con gran realismo, me frenaba: no tengas prisa, me decía, Dios no te pide imposibles, ve con calma.

¿Qué le ha convencido de que el cristianismo es verdad?

Que Jesucristo es realmente la respuesta a todos nuestros interrogantes. Que sólo quien sigue a Cristo se realiza plenamente. Ésta ha sido la primera "prueba" con la que me he encontrado. Además se añadió otra: la oración. He experimentado que cuando se pide algo a Dios con sinceridad y con recta intención, siempre nos escucha.

Cuenta en el libro, con emoción, el regreso a la confesión.

Sería más preciso decir el "descubrimiento" de la confesión. Sí, fue un gozo inmenso. Me acordé de cosas que había olvidado. Y luego me sentí en paz con Dios. Feliz.

Hoy muchos regresan a la religión pero eligiendo una especie de relación privada con Dios. Usted, en cambio, ha elegido la mediación de la Iglesia. ¿Por qué?

La Iglesia ha quedado como el último baluarte contra las locuras de nuestro tiempo. También aquí la vida me ha demostrado que quien sigue esa ortodoxia católica que funciona desde hace dos mil años, nunca queda defraudado.


Enviar comentarios

 

 

Espíritu Santo Iglesia Jesucristo Juan Pablo II Magisterio de la Iglesia Misa Romano Pontífice Virgen aborto abuso adicción adoración afectividad agnosticismo alegría amar amistad amor amor a Dios amor de Dios ansiedad anticoncepción apostolado arrepentimiento atentado ateísmo autenticidad avaricia ayuno bautismo bioética budismo calumnia cancer caridad cariño carácter castidad catequesis catástrofe celibato cielo ciencia ciudadanía clonación coherencia comprensión compromiso comunicación comunismo comunión de los santos comunión sacramental conciencia confesión confianza conocimiento propio consejo contemplación conversión convivencia corredentores corrupción creación creer crisis cruz cuaresma cuidados paliativos cultura curación deber debilidad humana demonio depresión descanso desprendimiento dificultades dignidad dirección espiritual divorcio dolor drogas educación egoísmo ejemplaridad embriones enfermedad entrega esperanza estudios eternidad eucaristía eutanasia evangelio evangelización evolución examen de conciencia existencia de Dios exorcismo expectativas familia fe fecundidad felicidad feminismo formación doctrinal fortaleza fracaso generosidad género hedonismo heroísmo heterosexualidad hijos hinduísmo humildad in vitro infancia injusticia intelectual intolerancia islam judaísmo justicia laicos libertad limosna lucha ascética mal mansedumbre martirio masonería materialismo matrimonio milagro misericordia divina moda moral cristiana muerte música noviazgo obras misericordia odio olvido de sí optimismo oración paciencia paz pecado penitencia perdón pereza persecución pesimismo piedad pobreza política pornografía presencia de Dios protestantismo providencia divina psicología recogimiento redención regreso católico relativismo responsabilidad sabiduría sacerdote sacramentos sagrada escritura santidad secuestro sentido vida serenidad servicio sexualidad sida silencio sinceridad soberbia sociedad civil soledad tecnología temor de Dios templanza teología tolerancia trabajo trinidad tristeza unción de enfermos unidad valentía verdad vida interior vida religiosa vientres de alquiler violación violencia virginidad virtudes vocación voluntad voluntad de Dios xenofobia yoga