Aunque reconfortada por el amor de su madre en medio de adversidad y dolor, Susan Jaramillo creció sin tener un padre.
Experimentó ese vacío que deja no gozar del cariño de un padre y tuvo que luchar siempre desde una edad muy temprana para encontrar su identidad. Tuvo mucho apoyo en la iglesia pero, en la práctica, siempre estuvo con un pie en ella y otro fuera.
Se crió en un clásico pueblo del centro de Missouri donde era cantante en el coro de la parroquia, realizaba algún viaje evangelizador y participaba en la actividad de un grupo de jóvenes.
Cuando cursaba sus estudios en la escuela superior practicaba el ciclismo de montaña y estaba en el equipo de atletismo. Frecuentaba en sus ratos libres los bares de moda, participaba en los concursos de baile y se suponía que formaba parte de ese colectivo de personas que están destinadas a tener éxito en la vida.
Gracias a un crédito para estudiantes que consiguió y a una beca, llegó a formar parte de una elitista Universidad de Artes Liberales para chicas.
La eligieron delegada de estudiantes del primer curso, fue miembro destacado en alguno de los clubes universitarios y contratada como coordinadora de estudiantes.
Y, mientras tanto, seguía soportando su sufrimiento interior.
Intentaba tapar las dificultades económicas que tenía en el hogar y la ruptura interior que produce no tener padre con su etapa universitaria vivida en plenitud.
Sin darse cuenta, se adentró en un mundo de mentiras y seducción, siguiendo sus deseos e inmiscuyéndose en situaciones que le permitían manipular a las personas de su alrededor para obtener su propio éxito.
Aprendió a vivir la vida al límite y sus años de adolescencia estuvieron marcados por los porros y otras drogas, el alcohol, fiestas locas y alternancias sexuales.
Susan empezó en ese momento a salir con un chico muy conocido en la facultad que era piloto y no tardó en encontrarse en una situación que hasta este momento no le era familiar: se había quedado embarazada.
Estaba claro que ella quería llegar a ser una importante mujer de negocios por lo que ese accidente no entraba para nada en sus planes. Pactando con el estandarte liberal abortista de "éste es mi cuerpo, ésta mi elección" y "éste mi problema", ella y su novio abortaron al bebé en secreto en una clínica fuera del estado.
Se justificó a si misma diciendo que eso mismo es lo que hacen todas las chicas que se encuentran en esa repentina situación.
Pero en su fuero interno no estaba tranquila y empezó a desarrollar sentimientos de pena y de culpabilidad con terribles pesadillas no sólo contra ella sino también contra los demás.
Tras licenciarse en la universidad consiguió un trabajo como diseñadora de interiores y se mudó a Tulsa donde siguió saliendo con el maravilloso piloto.
Y cuando parecía que su carrera profesional por fin despegaba descubrió que volvía a estar embarazada de su novio piloto.
Nuevamente la carrera profesional que se había marcado pudo más que la vida de su hijo así que abortó esta segunda gestación, esta vez en una clínica muy buena y con todas las garantías.
Tras la intervención, pidió a la plantilla médica el alta para poder volver a su casa conduciendo como si nada hubiese ocurrido. Poco después su novio que la había apoyado en la decisión de abortar se volvió violento verbal y físicamente, así que Susan decidió cortar con él.
A medida que Susan se iba consagrando en ese mundo de éxito su afán manipulatorio iba in crescendo. Se le ofreció un ascenso en una conocida empresa y cuando, tras aceptar, estaba a punto de mudarse a Dallas, se enteró de que, nuevamente, esperaba un hijo, esta vez de otro noviete con el que estaba saliendo.
Aunque los planes a largo plazo del padre del bebé eran de formar una familia con Susan, ella abortó, se mudó a Dallas, empezó su nuevo trabajo y rompió la relación con él.
Y siguió soportando su dolor interior, el corazón y el alma rotos, a la espera de que, el futuro le deparase unas perspectivas mas halagüeñas.
Se quedó embarazada otra vez de un compañero al que le había ocultado su pasado de abortos. Barajando opciones él propuso una boda rápida e improvisada y que tuviesen al bebé. Y esta vez, Susan sí que decidió sacrificar sus planes profesionales para convertirse en madre y esposa.
Tras el nacimiento de su hijo, la pareja se trasladó a Atlanta y allí el éxito de Susan fue aumentando familiar y profesionalmente. También tuvieron una niña.
La estampa perfecta de la familia de cuatro se completó con una gran casa, coches nuevos, un club social y competiciones de tenis y la pertenencia a una iglesia y a su comunidad.
Parecía que todo a su alrededor era perfecto. Pero, internamente, el matrimonio hacia aguas.
Nada parecía nunca suficiente. Dos años después estaban divorciados. A pesar de que siguió llevando la compañía con una gran profesionalidad los demonios del pasado no la abandonaron: porros, alcohol, drogas y un matrimonio roto. Todo parecía que condicionaba su futuro.
En el año 2007 y tras 35 años de dolor, culpa, relaciones duras y depresión fruto todo ello de haber buscado solamente satisfacer sus propios anhelos, apetencias y deseos y haberse negado a ella misma la verdad, se convirtió y empezó un camino de trato con Dios y de oración.
Con el don inestimable del Amor de Dios, su Gracia y la Fe que Él nunca niega a nadie que, de verdad, se lo pida, cambió su corazón. Los muchos pecados contra Él se los perdonó y la redimió de su sentimiento de culpa y vergüenza en el que estaba atrapada y le abrió los brazos para que pudiese vivir en El y recuperar esa inocencia perdida en la juventud.
En el año 2010 consiguió tener datos sobre la identidad de su padre. En 48 horas lo conoció. Y poco antes de ese encuentro su madre le explicó ese secreto que le había ocultado durante 38 años: había sido concebida en una violación.
Dadas las circunstancias, su madre se planteó darla en adopción pero se echó atrás en el último momento. Siete meses después del encuentro, el padre de Susan murió.
Desde que Susan supo la verdad de su concepción está muy agradecida de que las leyes de aquel momento protegieran su vida y valora mucho más el gran sacrificio que hizo su madre cuando la trajo al mundo en esas circunstancias.
En diciembre de 2011 Susan empezó una terapia post aborto con otras mujeres que como ella han pasado por el drama el aborto u otros dramas en su vida. En 2012 se unió a un pastor evangélico de Uganda, Isaac Mukisa y a su esposa, Annabelle para fundar la organización "The Remmant Generation".
Gracias a la oración, Dios permitió que pudiesen formar un equipo y trabajar en pos de la mejora del estilo de vida de la juventud de Uganda, embarazos y abortos. Juntos como un equipo, siguen dando sus charlas por Uganda enseñando en escuelas, universidades, iglesias y en centros de embarazos y maternidad así como en las cárceles. También intervienen en programas de TV y radio.
Con la Gracia de Dios Susan completó un máster en diseño de interior y otro en Administración de negocios en la Universidad de William Woods. Hoy tiene un cargo ministerial en la iglesia de su comunidad y quiere ser instrumento para defender a los niños no nacidos.
En esta línea, ella viaja, da conferencias, escribe y comparte con su público ese secreto que un día se mantuvo oculto. Ella permitió que Dios transformara su debilidad en fortaleza y ahora, desea que otros muchos dejen que Dios penetre en sus vidas y tengan la misma experiencia de perdón y reconciliación que ella creyó que jamás alcanzaría.
Hace poco, Susan publicó un libro [por el momento solo en inglés, nota de ReL]: "Cómo Dios conquistó mi corazón", donde narra su historia de esperanza, perdón y amor incondicional.
"Yo sé los planes que tengo para ti, dice Dios. Planes de edificar sobre ti, no planes de sufrimiento. Planes de darte una esperanza y un futuro". Jeremías 29:11
(Susan cuenta su testimonio en inglés en su web SusanJaramillo.com; traducido por Salvarel1.blogspot.com.es)
religionenlibertad.com 15 junio 2015
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