Dios me ha marcado el camino. Keico era su nombre en Japón. Desde hace tres años, después de su bautismo, cambia su vida, su misión y su nombre: Irene.
Hace unos años leí un estudio sobre la religiosidad de los japoneses, basado en una encuesta Gallup... ¿Por qué fue posible que esta encuesta diera unos resultados tan extraños?